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Micro-Créditos para financiar el tratamiento de adicciones

 

Es sobradamente conocida la dificultad económica que acarrea el tratamiento en Comunidad Terapéutica, tanto para los pacientes que acuden a estos recurso a nivel privado, como para las entidades que tenemos que afrontar la financiación de estos costosos procesos de rehabilitación.

Evidentemente, no estamos hablando de un tratamiento ambulatorio, que se resuelve con el apoyo de un profesional, y que se limita a realizar una terapia periódica individual. Una Comunidad Terapéutica, exige todo un dispositivo de recursos de alojamiento, manutención, higiene, etc. además de un equipo multi-profesional que ha de prestar su asistencia, en régimen interno, los 365 días del año. Cuando la Comunidad está acreditada y cuenta con todos los requisitos materiales y el equipo humano necesario para hacer un trabajo profesional, necesariamente se convierte en un recurso muy costoso.

El reto ante el que nos hemos de situar quienes tenemos la responsabilidad de gestionar este tipo de establecimientos es el de poner unos precios prohibitivos, que resultarían inasumibles para la gran mayoría de las personas que necesitan este tipo de tratamiento o, atender a las posibilidades económica reales de estas personas, pero asumiendo entonces, por parte de la entidad, el déficit que este tipo de situaciones van generando y que exigen innumerables esfuerzos para encontrar la manera de equilibrar la balanza de ingresos y de gastos.

Animados por estas dificultades nos hemos iniciado una vía de comunicación con la entidad CAJAMAR, con la perspectiva de crear una línea de micro-créditos que permitan complementar la financiación de los gastos reales de tratamiento para aquellas personas que no pueden hacer frente a la totalidad de los mismos. A la finalización de la estancia en la C. Terapéutica, sería el momento en el que la persona o familia empezaría a devolver la cantidad prestada.

Detrás de esta iniciativa entendemos que se suman importantes beneficios. En primer lugar porque hacen accesible el tratamiento a las personas más humildes (a veces coinciden además con las más deterioradas y excluídas social y económicamente); y en segundo término, porque asegurarían la viabilidad de este recurso para las instituciones que lo impulsan.

Esperemos que esta iniciativa pueda culminar con éxito, al menos para paliar las dificultades por las que atravesamos quienes queremos seguir realizando una labor social, incluyendo a los más excluídos entre las personas afectas por las adicciones.