La cuarta Revolución Industrial, así denominan los expertos a esta nueva era tecnológica en la que nos encontramos inmersos. La tecnología ha sido una de las grandes aliadas para la evolución de la sociedad, con la que hemos podido facilitar nuestro día a día e incrementar nuestra productividad, pero ¿son todo ventajas?

Estos avances no solo han incidido en nuestra vida laboral, sino que también existe una gran repercusión de la tecnología a nivel social en el que se produce una ‘hiperconexión’ que afecta a todos los grupos de edad, aunque con especial incidencia entre la juventud.

¿Hemos pasado del uso de la tecnología al abuso?

El Ministerio de Sanidad de España analizó su impacto y, aproximadamente, 1 de cada 5 jóvenes presenta trastornos de personalidad asociados a un consumo excesivo de dispositivos tecnológicos.

En términos cuantitativos las cifras llegan a ser alarmantes. Los adolescentes se introducen cada vez de forma más temprana en el mundo de la tecnología y las redes sociales, llegando a pasar incluso más de 8 horas diarias conectados/as.

Además, con la llegada de la pandemia este problema se ha agravado muy rápidamente. La necesidad de estar dentro de un mismo espacio, día y noche sin posibilidad de salir hizo que toda forma de relación estuviese supeditada a un dispositivo tecnológico.

El día comenzaba con una clase virtual y finalizaba con una serie o película en la televisión, con una ‘partida rápida’ a algún videojuego o chateando con amigos. Es decir, de una forma u otra, los jóvenes pasaban prácticamente todo el día online.

La tecnología se ha convertido en lo que denominamos una «adicción sin sustancia» para muchos/as adolescentes. Además, entra en juego una cultura de la falsa realidad a la que la mayoría de la juventud se está viendo sometida con las redes sociales.

Diariamente necesitan exponer qué están haciendo, cuáles son sus sentimientos o problemas, pero ¿a quién lo transmiten? ¿Saben realmente quién hay detrás de la pantalla?

El número de seguidores y likes se ha transformado, en muchas ocasiones, en una obsesión; una necesidad constante de aprobación por parte de personas que quizás ni siquiera conozcan y en la que uno o varios comentarios malintencionados pueden repercutirles gravemente.

¿Qué problemas pueden derivarse de este consumo?

La incidencia que puede tener el uso abusivo de la tecnología sobre los adolescentes puede variar dependiendo de la persona y el uso que hagan de esta, pero de forma general algunos de los efectos son:

• Disminución de la capacidad de atención y dificultades de aprendizaje debido a la sobreestimulación a la que se encuentran sometidos.
• Aislamiento social como consecuencia de la reducción de las relaciones personales y la preferencia de conectar exclusivamente a través de la pantalla.
• Distorsión de la realidad, falta de coherencia entre lo que se pretende aparentar y lo que verdaderamente somos. Tendencia a creer una vida idílica basada en lo que se publica en Redes Sociales.
• Disminución de la capacidad emocional.
• Desarrollo de conductas violentas que vulneren Derechos Humanos debido a la escasa regulación y moderación en Internet.

En la Asociación NOESSO trabajamos con menores con problemas conductas a los/las que inculcamos a través de nuestros talleres y charlas formativas los riesgos que conllevan un mal uso de la tecnología, así como la necesidad de un consumo responsable.

La era tecnológica no va a paralizarse, al revés, seguirá avanzando. Por ello, creemos que es necesario comenzar a abordar desde edades tempranas este tema, transmitiendo comportamientos saludables y la importancia de cuidar las relaciones personales, así como el bienestar individual.