Conclusiones del Seminario de UNAD: «Pasado, Presente y Futuro de las Drogodependencias»

El Seminario de UNAD fue inaugurado por Francisco de Asís Babín, Delegado del Plan Nacional sobre Drogas, Carmen Martín, Directora del Departamento de Salud y Socorros de Cruz Roja España, y Luciano Poyato, Presidente de UNAD.

Tras la inauguración se desarrolló la ponencia marco del Seminario, a cargo de Joan Subirats, catedrático en Ciencia Política, y especialista en temas de gobernanza, gestión pública y en el análisis de políticas públicas.

Por la tarde de ese mismo día hubo dos bloques de trabajo:

– En el primero de estos bloques, se trabajó sobre los posicionamientos de UNAD a través de cuatro talleres simultáneos. Los talleres fueron dinamizados por el equipo técnico de UNAD y miembros de la Comisión Permanente. Los talleres realizados fueron sobre los posicionamientos en intervención en drogodependencias, justicia penal, legislación y financiación, e inclusión social.

– A última hora del día 6 de junio, se desarrolló el taller del Plan Estratégico. En el mismo participaron la totalidad de las personas asistentes al Seminario. El taller estuvo dinamizado por los miembros del equipo técnico de UNAD, una persona de la Comisión Permanente y un colaborador de UNAD.

El día 7 de junio, a primera hora de la mañana, se desarrolló un debate donde participaron expertos y jóvenes. El debate estuvo dinamizado por un miembro de la Comisión Permanente de UNAD, y giró en torno a tres temas: las sustancias, el problema social y la evolución en las intervenciones.

Para finalizar el Seminario, la Fundación Abracadabra realizó un espectáculo, que dejó a todas las personas asistentes con una sonrisa y un buen sabor de boca tras dos días de trabajo intenso.

A continuación se puede descargar el documento con las conclusiones del Seminario:

http://www.unad.org/upload/42/28/Conclusiones_Seminario_de_UNAD_6_y_7_junio_2013.pdf

ENLACE RECLAMA UNA POLÍTICA DE DROGAS MÁS JUSTA, QUE NO CRIMINALICE A LAS PERSONAS CONSUMIDORAS

ENLACE RECLAMA UNA POLÍTICA DE DROGAS MÁS JUSTA, QUE NO CRIMINALICE A LAS PERSONAS CONSUMIDORAS

Tras más de 40 años de una política de drogas que pone el acento en la represión del tráfico y consumo de las sustancias declaradas ilegales por los gobiernos más poderosos del mundo, podemos afirmar que la misma, lejos de proteger la salud de las ciudadanas y ciudadanos, se ha ensañado con las personas consumidoras, estigmatizándolas, imponiéndoles severas penas y consiguiendo un deterioro de la salud propiciado por las circunstancias clandestinas de adquisición y consumo. Así, en estas últimas décadas, el contagio masivo del VIH y el virus de la Hepatitis C se ha cebado en las personas consumidoras de drogas ilegalizadas en todo el mundo.

Este enfoque punitivo, inicialmente basado en la creencia de que una respuesta dura sofocaría los mercados de drogas, no ha logrado reducir los niveles de consumo ni los riesgos asociados al mismo. Por el contrario, ha dado lugar a la discriminación y la estigmatización de las personas consumidoras, que, a día de hoy, suponen en torno al 70% de las personas encarceladas en España, y también en Andalucía. Estas personas han sido condenadas, en su mayoría, por delitos contra la propiedad –robos y hurtos principalmente- así como por pequeños trapicheos con drogas, en los dos casos como forma de poder costearse su consumo.

Reclamamos una política de drogas basada en las evidencias, tras décadas de fracaso de la actual, que supere los condicionamientos ideológico-morales y prime los derechos humanos por encima de todo, la salud y el bienestar de las personas que consumen drogas, sus familias y la comunidad en general. Numerosos/as expertos/as de todo el mundo, y cada vez más jefes de Gobierno, apuestan por un cambio radical en el enfoque de este problema.

SITUACIÓN EN ESPAÑA Y ANDALUCÍA

Los efectos de la política internacional sobre drogas también se vienen sufriendo en España.

A las entidades de ENLACE nos preocupan mucho todas esas personas con problemas de drogodependencias que ya antes de la crisis económica se encontraban en situación de exclusión social: personas con problemas de adicción crónica, que viven en la calle o con unas condiciones de vida muy precarias, que tienen problemas graves de salud causados por su consumo en entornos de clandestinidad, como el VIH o la Hepatitis C, que padecen enfermedades mentales añadidas (patología dual), que no cuentan con apoyo socio-familiar, que están cumpliendo penas de prisión por delitos contra la propiedad o pequeños trapicheos de droga,… Nos preocupan estas personas porque, en estos momentos, se quedan fuera de gran parte de las políticas públicas en materia social, de empleo o salud.

  • En todo el Estado se están cerrando centros, recursos públicos y programas de intervención dirigidos a una atención integral de la problemática de las drogodependencias. En Andalucía se han dejado de financiar algunos recursos, como los centros de día, y se están reduciendo de manera considerable las ayudas a las asociaciones que realizan tareas de atención y acompañamiento. En 2013, la partida presupuestaria de “Entidades Colaboradoras” del Plan Andaluz sobre Drogas ha sufrido una bajada del 45%.
  • Las intervenciones dirigidas a favorecer la inserción laboral están disminuyendo drásticamente, de manera que estas personas encuentran más dificultades que nunca para incorporarse al mercado laboral. Los programas dirigidos a la adquisición de formación, habilidades y hábitos pre-laborales se están reduciendo e incluso desapareciendo (Andalucía Orienta, Red de Artesanos, Arquímedes, etc.).
  • Por su parte, las personas drogodependientes que se encuentran privadas de libertad y gravemente enfermas están sufriendo directamente los recortes en relación a algunos medicamentos que no se les prescriben (Hepatitis C) o a suplementos alimentarios.
  • Denunciamos la profunda injusticia de la reforma del Código Penal emprendida por el Gobierno, que supone una mayor represión y control penal de colectivos como el de las personas con problemas de drogodependencias, enfermas mentales o con patología dual, aumentando el tiempo de permanencia en prisión y/o bajo la Justicia Penal.

PEDIMOS UN CAMBIO RADICAL HACIA UNA POLÍTICA DE DROGAS NO CRIMINALIZADORA QUE PERSIGA REALMENTE LA PROTECCIÓN DE LA PERSONA Y LA GARANTÍA DE SUS DERECHOS MÁS FUNDAMENTALES Y APUESTE POR LA EDUCACIÓN Y LA JUSTICIA SOCIAL.
EXIGIMOS UN APOYO MÁS DECIDIDO POR PARTE DE LA ADMINISTRACIÓN ANTE LA PROBLEMÁTICA DE LAS DROGODEPENDENCIAS, FOMENTANDO PROGRAMAS DE INCORPORACIÓN SOCIAL, GARANTIZANDO LAS AYUDAS PÚBLICAS A LOS PROYECTOS DESARROLLADOS POR LAS ENTIDADES SOCIALES Y FACILITANDO A ÉSTAS EL ACCESO A LOS BIENES DECOMISADOS DEL NARCOTRÁFICO.

¡Os lo aseguramos¡ La actitud de superación se puede ver, oir y tocar.

En un acto organizado por la Asociación de Personas con Discapacidad El Saliente, dentro de la celebración de su 25 aniversario, algunos miembros de la Asociación NOESSO, aprovechamos para experimentar de la forma más real y tangible posible, que la integración, la superación de barreras y límitespuede alcanzar niveles de logro insospechados.
Con la sala llena, las primeras filas ocupadas por personalidades relevantes del mundo de la política y la sociedad almerienses, Pablo Pineda, maestro y actor, libre de complejos y haciendo constantes guiños al afecto y al humor, disertó durante más de dos horas sobre las capacidades de superación humanas.
Dos aspectos nos parecen fundamentales en la conferencia de Pablo Pineda:
En primer lugar hay que resaltar los contenidos de la misma. Pablo nos enseñó la importancia de seleccionar bien los retos y objetivos ante cualquier situación de dificultad. Nos habló de la necesidad de visualizarlos, de imaginarlos, de soñarlos, en definitiva de desearlos. Hay que decir que el énfasis, las reiteraciones y constantes notas de humor, hicieron que sus palabras calaran entre los asistentes, sosteniendo la tención de un público de lo más variado. A estos contenidos sumó otros como la confianza y la autoconfianza, así como la necesidad de mantener una actitud positiva ante  las dificultades que entrañan la consecución de cualquier sueño u objetivo.
No obstante, una de sus manifestaciones centrales fue la mención a su plena felicidad, la cual lo acompañó durante todo su proceso de desarrollo personal, responsabilizando de ello a su familia, amigos, maestros.
El contenido fue ganando peso en la medida en que transcurría el tiempo. Sobre todo cuando

llegaron las preguntas de los asistentes. Maestros, madres con hijos con discapacidad preguntaron a Pablo sobre sus preocupaciones a la hora de ayudar a sus hijos y alumnos con dificultades. Con gran soltura, dio respuesta a cada uno de ellos, haciendo que centraran sus inquietudes en la necesidad de creer en las capacidades de sus hijos y alumnos, así como en las capacidades propias como madres y educadores.
El otro aspecto fundamental que resaltamos, hace referencia a la forma. Un ponente con los rasgos típicos de un Síndrome de Down, con los gestos y dificultad verbal que los caracterizan, pero con una capacidad intelectual, sentido común y capacidad de empatía, que más de uno de los asistentes habríamos anhelado tener.
Fueron  sus formas, lo que Pablo estaba haciendo esa tarde, en aquella sala, lo que supuso la mayor revelación. La confirmación de que la integración, la superación de barreras y límites es real.  Pablo, seguro de si mismo, hablaba sin complejos a un auditorio que pudo comprobar, que cuidar los procesos de desarrollo, acompañar a las personas con dificultades, generando confianza y felicidad en su entorno, es una receta necesaria para evitar la exclusión social. Pablo es la confirmación o la consecuencia de las políticas de integración social y educativas que este país ha implementado, demostrándonos a todos que merece la pena apostar por su desarrollo y defenderlas ante los que las pretenden recortar, no se sabe en base a qué rentabilidad. Desde la Asociación NOESSO, manifestamos nuestra apuesta firme, la de la rentabilidad social que supone contar con personas como Pablo.

Las drogodependencias ya no interesan

Muchos representantes de sectores básicos del Estado de bienestar están tratando de explicar por qué es tan peligroso recortar los servicios sociales, la sanidad y la educación. Yo también lo voy a intentar aprovechando que el sistema de atención a las drogodependencias tiene que ver con los tres anteriores. Las drogodependencias son un problema social, de salud y su prevención es básicamente una tarea educativa. Quisiera hacerlo de manera sencilla, sin caer en el melodrama, ni en la guerra de cifras.
Lo primero que conviene decir, para quien tenga la fortuna de no necesitar saberlo, es que nuestro sistema de atención a las drogodependencias es un buen sistema. Es muy profesional, está bien distribuido a lo largo el territorio nacional, en él confluyen especialidades sanitarias y psicosociales (tiene un enfoque biopsicosocial quizá como ningún otro servicio de nuestro país) y presta una atención de calidad a los pacientes y a sus familias. Siendo de responsabilidad pública, ha sido capaz de crear un sistema mixto en el que conviven recursos que gestiona directamente la administración con otros que gestiona la iniciativa privada, fundamentalmente ONG. Algo muy importante es que la gente que necesita ayuda y sus familias se sienten bien acogidas y atendidas. Las encuestas de satisfacción de los usuarios así lo atestiguan, pero también pueden preguntar a cualquiera que lo haya necesitado.
Lo segundo tiene que ver con su origen y probablemente con su futuro. El sistema público de atención a las drogodependencias y adicciones es relativamente nuevo en nuestro país. Se organizó a raíz de la enorme repercusión social que tuvo la epidemia de heroína de finales de los setenta y primeros ochenta. El Plan Nacional sobre Drogas se aprobó en 1985 y contó con el acuerdo explícito de todos los partidos políticos representados en la Cámara. De esta época es importante destacar la eficacia del consenso, pero también la relación entre “alarma social” y apuesta política.
Una vez en marcha no se especializó sólo en heroinómanos, que en su mayoría eran politoxicómanos, sino también en las otras dependencias: de la cocaína, del alcohol, del cannabis, etcétera; y más recientemente, en todo tipo de adicciones comportamentales: juego patológico, compras compulsivas, videojuegos, sexo, etc. También contribuyó eficazmente a detener la epidemia de sida de nuestro país.
Los profesionales que trabajamos en sus servicios hemos aprendido mucho en estos años sobre los mecanismos que nos someten a la dependencia, sea cual sea su causa, con sustancias o sin ellas, y sobre las estrategias que nos ayudan a emanciparnos, a ser personas más libres y autónomas. Un capital de conocimientos muy necesario, creo yo, para la sociedad en la que nos ha tocado vivir. Aunque no seamos toxicómanos todos padecemos alguna dependencia y conocemos el precio que pagamos por ellas.
El origen de este plan debería hacernos reflexionar sobre su futuro. Nació frente a una crisis social y de salud. Ahora que la percepción social del problema ha disminuido, en parte, porque la respuesta ofrecida ha sido adecuada, parece que los políticos están menos interesados en mantenerla. Cuando el problema se situaba entre las tres primeras preocupaciones de los ciudadanos según las encuestas del CIS de la época, junto al paro y al terrorismo, los poderes públicos acudieron prestos a afrontarlo, ahora que la percepción del riesgo ha disminuido ¿qué harán? Un problema de esta índole no se mide por la alarma puntual que desencadena, sino por sus costes sociales, familiares, de salud y por el sufrimiento que provoca. También por sus costes económicos, que son muchos. Si queremos ser un país serio no podemos correr de un lado a otro apagando fuegos más o menos mediáticos. Incluso desde la lógica de la austeridad más estricta debemos conservar aquello que es valioso de lo que hemos construido.
Desgraciadamente los recortes hace tiempo que han empezado, tanto en el sector estrictamente público, como en programas dependientes de ONG con tanta implantación como Cruz Roja, Proyecto Hombre, la Fundación de Ayuda contra la Drogadicción (FAD) o la Fundación Atenea y de otras muchas que actúan a nivel autonómico o local. Lo que no sabemos es hasta donde van a llegar. Y no podemos saberlo porque no lo dicen, porque no se hacen públicos los planes. Lo único que se conoce son las magnitudes de los recortes que emanan de los consejos de gobierno y parecen realizarse a tanto alzado: ¡Recorten un 20%, un 30%, o, mejor, un 50%!, sin más criterios que los puramente económicos, sin distinguir entre lo necesario, lo superfluo y lo imprescindible, sin preguntar y sin dar explicaciones. Realizados de esa manera pueden producir un colapso del sistema sin necesidad de desmantelarlo.
En cualquier caso, se echan en falta transparencia y capacidad de diálogo con los profesionales del sector y con los ciudadanos involucrados. ¿Es que hemos dejado de ser interlocutores válidos? Esta manera de hacer las cosas no solo recorta derechos y servicios, sino que deteriora las prácticas democráticas de dialogo y consenso que tanto trabajo nos ha costado adquirir en este país.
Llegados a este extremo de equilibrio desigual entre los que deciden y los que tienen que ejecutar o acatar esas decisiones, recordamos otro aspecto relacionado con los orígenes del sistema. En los años 80, las asociaciones de afectados, constituidas fundamentalmente por madres, prácticamente habían declarado la guerra a los poderes públicos, exigiendo, en la calle, una respuesta ante las consecuencias de la droga. El movimiento de “lucha contra la droga” fue el último gran movimiento ciudadano de esas características que se recuerda en nuestro país.
En su momento, se pudo encauzar de manera sensata y colaboradora, poniendo de acuerdo a políticos, ciudadanos y técnicos. ¿Qué haremos ahora?
Alfonso Ramírez de Arellano es vicepresidente de la Fundación Atenea.
(PUBLICADO EN EL DIARIO EL PAÍS, EL 28 ENE 2013)

LA CAIXA FINANCIA UN PROYECTO PARA EL TRATAMIENTO DE ADICCIONES EN MENORES CON TRASTORNOS DE CONDUCTA

El Próximo día 3 de Agosto, en la sede del Círculo Mercantil de Almería, tendrá lugar la firma de un convenio de colaboración entre la Fundación «la Caixa» y la Asociación NOESSO, para la puesta en marcha de un programa experimental. Se trata de dar respuesta a la creciente aparición de menores con trastornos de conducta asociados al consumo de diferentes drogas.

Como véis ante tantas malas noticias, siempre hay alguna buena.