EL FRACASO ESCOLAR TIENE REMEDIO

 

Por segundo año consecutivo, la Asociación NOESSO, dentro de su programa de

prevención, ha desarrollado un proyecto de apoyo dirigido a jóvenes en situación o riesgo de exclusión social y escolar. Los diez participantes han conseguido obtener su titulación en ESO.

Afortunadamente quedaron atrás los tiempos en que el acceso al sistema educativo era un asunto reservado para unos pocos privilegiados. Hoy disponemos de un sistema público que garantiza el acceso a la formación en todas sus modalidades de manera universal, sin ningún tipo de exclusiones. Sin embargo, no es menos cierto que hay algunos jóvenes, que aunque tienen reconocido el derecho a la formación, sus historias personales, las condiciones familiares, o los contextos sociales en que se encuentran, dificultan, de hecho, su integración escolar. La experiencia nos dice que estos chicos cuando se ven frustrados y se identifican como fracasados empiezan a desarrollar una serie de conductas antisociales, como manera de exteriorizar su malestar, y efectivamente terminan excluyéndose del sistema educativo.

Fue a partir de este análisis donde tuvo su génesis el Programa de Prevención que en Septiembre pasado cerraba su segunda edición y que en Octubre ha iniciado su tercer año de andadura. En los dos pasados cursos el número de demandas superó tres veces el número de solicitudes que podían ser admitidas (40 sobre 12). Lo que es revelador de la relevancia y necesidad de programas como este.

Evidentemente esta iniciativa no puede pretender sustituir, ni tan siquiera obviar al sistema educativo, de ahí que el programa haya contado en todo momento con el conocimiento y la participación de la propia Delegación de Educación de la J. de Andalucía. Esta colaboración empezó en la tarea de identificar aquellos alumnos que presentaban más dificultades o que, previsiblemente, tenían menos posibilidades de avanzar en el Centro Educativo en el que, hasta entonces, estaban matriculados. Por otra parte, porque la propia Delegación ha facilitado la matriculación de estos alumnos en un programa de educación adultos para garantizar que la intervención formativa fuese reglada.

La intervención ha estado centrada en tres áreas de trabajo: por una parte, el apoyo académico orientado a la obtención de la titulación en ESO; por otra, en la realización de diferentes talleres desde los que desarrollar habilidades instrumentales; y, por último, el seguimiento psico-pedagógico individualizado y grupal para abordar las conductas disruptivas que fueron apareciendo.

Los resultados, un año más, han sido sorprendentemente positivos. El noventa por ciento de los chicos obtuvieron su graduación en ESO, al tiempo que experimentaron un cambio radical en sus conductas y actitudes. La experiencia nos lleva a reafimarnos en que el fracaso escolar no puede ser achacado, al menos de manera exclusiva, a los factores individuales, sino que una parte sustancial del éxito o del fracaso está asociado a circunstancias estructurales.

Los factores de éxito de esta intervención, aparte del esfuerzo, la motivación, la cualificación del equipo de profesionales que han participado en el programa, entendemos que están ligados, de manera especial, a la dimensión del grupo que ha permitido un trabajo y seguimiento personalizados, el apoyo psicológico que ha logrado modificar sustancialmente el autoconcepto y despertar las posibilidades de éxito y de conducta nuevas. Si tenemos en cuenta las dificultades iniciales de este grupo de alumnos, los avances experimentados son especialmente significativos.

La experiencia nos dice que atajar el fracaso escolar, relacional, personal, es posible, pero hacen faltan muchos más recursos para hacerlo efectivo. Nosotros podemos atender a 12 chicos de las 40 solicitudes que recibimos. La integración en los recursos formativos normalizados no cabe duda que es lo deseable, lo que ocurre es que hay personas que por sus circunstancias excepcionales, necesitan recursos e intervenciones específicas, porque de lo contrario, el sistema de integración termina siendo, de facto, un sistema de exclusión.