La «droga de la locura» causa estragos entre la juventud de Tailandia

El estelar aumento de jóvenes adictos a la metanfetamina, droga que también es consumida por las amas de casa y profesionales, alarma a las autoridades de Tailandia, uno de los centros mundiales de distribución de estupefacientes.

Hasta un millón de tailandeses menores de 24 años admiten que han probado las drogas, principalmente la metanfetamina, según revela un reciente estudio realizado por el centro Abac de la Universidad de la Asunción de Bangkok.

Los jóvenes son más vulnerables a los efectos de esta droga sintética, conocida en Tailandia como «yaba» (droga de la locura), que a menudo causa serios trastornos mentales, delirios y episodios psicóticos violentos.

Un buen número de consumidores de este narcótico son adolescentes de entre 15 y 16 años que adquieren una dosis por unos 300 baht (unos 9 dólares o 7 euros) en las calles de Bangkok, donde se registra el 20 por ciento del consumo nacional.

Hasta hace poco, en Tailandia la adicción a la metanfetamina era un fenómeno que casi exclusivamente se daba en el sector social de menor poder adquisitivo o entre la gente marginada, pero ahora los adictos también son hijos de familias acomodadas, profesionales y amas de casa.

El sondeo de Abac expone que 3,7 millones de tailandeses, o el 5,6 por ciento de la población, han consumido estupefacientes ilegales alguna vez en su vida.

En su libro «Merchant of Madness» (Mercaderes de la locura), los periodistas Bertil Lintner y Michael Black alertan del aumento del tráfico de metanfetaminas procedentes de laboratorios clandestinos ubicados en la vecina Birmania (Myanmar) y de su proliferación en todos los estratos de la sociedad tailandesa.

«La pastilla de yaba supone una amenaza a la sociedad mayor que la heroína, porque los consumidores no son sólo los drogadictos tradicionales -habitantes de los suburbios, delincuentes y marginados-, sino universitarios, trabajadores y conductores», indican los autores en la introducción del libro.

Hace unas semanas, la Policía mató a tiros a un hombre que, bajo los efectos de esta droga sintética, tomó como rehén a su esposa y la amenazó durante varias horas en medio de la calle con un cuchillo, un tipo de hecho que cada día es más frecuente.

La mayoría de las metanfetaminas que se consumen en este país con fuerzas de seguridad en las que la corrupción está enquistada, son elaboradas en zonas controladas por la guerrilla de la minoría étnica wa, en el noroeste de Birmania.

Lintner y Black indican que la guerrilla del Ejército del Estado Unido Wa controla el tráfico de metanfetamina, que ha suplantado en gran parte al opio y la heroina que desde hace décadas se producen en el llamado el Triángulo de Oro, la zona en la que convergen las porosas fronteras de Birmania, Tailandia y Laos.

Este lucrativo negocio también ha contribuido al aumento de la inestabilidad en esa zona, principalmente por la que discurre el legendario río Mekong, una de las principales vías de transporte desde el sur de China hasta Vietnam y que pasa por Tailandia, Camboya y Laos.

En octubre del año pasado, trece tripulantes de un barco chino fueron asesinados por supuestos narcotraficantes a su paso por el norte de Tailandia y los soldados que notificaron el hallazgo de los cadáveres fueron detenidos después por su presunta relación con las bandas de narcotraficantes de metanfetaminas.

En un intento de barrer las calles de drogas, el Gobierno del ex primer ministro Thaksin Shinawatra emprendió la polémica operación «Guerra contra la droga» entre 2003 y 2005, que se saldó con 2.500 muertos, muchos de ellos en ejecuciones extrajudiciales, según las denuncias hechas por los grupos de defensa de los derechos humanos.

Según un informe de Naciones Unidas, en 2010 se incautaron en todo el mundo un total de 136 millones de metanfetaminas, cuatro veces más que en 2008, y la de mayor parte en China (58,4 millones), seguida de Tailandia (50,4 millones) y Laos (24,5 millones).

Además del problema de inseguridad, no existe una red nacional de centros para atender a los drogodependientes en Tailandia, donde muchos son tratados en templos como el de Saphan en Bangkok, en el que se desarrollan programas de terapia en grupo a cargo de monjes budistas.

La metanfetamina, sintetizada en 1919 en Japón, es un derivado más potente de la anfetamina que se consume esnifada en polvo conocido como «speed», «meta» o «tiza» o se fuma en forma de cristales llamados «hielo».

Esta droga sintética produce euforia y alivia la fatiga durante varias horas de efecto, pero cuando abandona el organismo puede causar trastornos mentales, pérdida de memoria y, a la larga, patologías graves como la esquizofrenia.

Fuente: noticias.lainformacion.com
Autor: Gaspar Ruiz-Canela